sábado, 31 de diciembre de 2011

Ocho años de traiciones: Zapatero y el PSOE


 por Borja Ribera 

Vivimos tiempos extraños, no cabe duda, pero que el ex presidente Zapatero y todos los miembros del su último gobierno hayan recibido una condecoración del nuevo ejecutivo raya lo kafkiano. En la misma línea están las recientes declaraciones de la portavoz económica del PSOE asegurando que los recortes aprobados por el nuevo gobierno son ‘‘un fraude a los electores del PP y un engaño a todos los españoles’’[1].

Que alguien vinculado al gobierno de Zapatero nos hable en tono crítico de fraude a los electores y de engaño a la sociedad es, como mínimo, enervante. Es de suponer que esta va a ser la línea a seguir por los dirigentes ‘‘socialistas’’ a lo largo de esta legislatura, por ello es necesario no perder de vista la estafa que supuso el gobierno de Zapatero a los valores de la izquierda y de la socialdemocracia a la que decía representar. A estas alturas no creo que haya muchos dentro de la izquierda consciente que duden que el PSOE (al igual que la mal llamada socialdemocracia europea al completo) es poco más que un instrumento de la oligarquía y del gran capital para hacernos creer en una supuesta alternancia izquierda-derecha, pero por si las moscas creo que merece la pena insistir en ello.

Este papel de comparsa del PSOE, que ya se manifestó con suficiente rotundidad en los sucesivos gobiernos de Felipe González[2], ha quedado escandalosamente confirmado con José Luis Rodríguez Zapatero. El mismo Zapatero ya avisaba en 2003 con perlas como ‘‘bajar impuestos es de izquierdas’’ o ‘‘resulta increíble que en algún momento nuestras posiciones intelectuales hayan estado tan cerradas’’[3], pero en contraste a la beligerancia de la última legislatura de Aznar cualquier cambio tenía visos de salvación. Nada más comenzar su andadura en el gobierno no solo no hizo nada por controlar el boom inmobiliario sino que profundizó en él, lo que ha venido siendo una de las causas de la extrema virulencia de la crisis económica en el Estado español. Crisis económica que, por cierto, el mismo presidente negó por activa y por pasiva hasta que le explotó en la cara. Al tiempo que negaba la crisis se dedicaba a promover ciertos avances sociales (Ley de Dependencia, aumento del salario mínimo, ayudas a los jóvenes etc.) que sentaban un buen precedente pero que carecían de sentido ante la imposibilidad de poder dotarlos de continuidad y ampliarlos, siendo pues poco más que síntomas de un claro oportunismo. Mención aparte merece la retirada de las tropas españolas destacadas en Irak en contraste con la permanencia de las de Afganistán, en misión de la OTAN.

Aunque el verdadero show de Zapatero se inició en la segunda legislatura cuando decidió quitarse definitivamente la careta socialdemócrata. Esta segunda etapa comenzó con una exención del cien por cien del impuesto sobre el patrimonio, impuesto que recuperaría a final de legislatura en una rocambolesca pirueta. Entre medias nos obsequió con medidas tales como la reforma laboral, la reforma de las pensiones y la bajada de pantalones ante Sarkozy y Merkel. Y como olvidar la inyección de miles de millones de euros al sistema financiero mientras miles de familias eran y son desahuciadas de sus hogares. Para el recuerdo quedan también la entrada en el saqueo de Libia y el apoyo entusiasta (dotado con unos 100 millones de euros) al delirante proyecto estadounidense del ‘‘escudo antimisiles’’. Otro aspecto reseñable es la megalomanía de este señor, empeñado en continuar y estimular inversiones en infraestructuras de dudosa utilidad y menor rentabilidad tales como los cientos de kilómetros de AVE, prueba de ello es la suspensión de servicio en algunas líneas[4] lo que significa haber lanzado miles de millones de dinero público a la basura. Obra suya es también la privatización parcial de AENA y la voluntad de hacerlo con las Loterías y Apuestas del Estado, aunque respecto a esto último finalmente se echó atrás. La laxitud frente al fraude fiscal contrasta con los recortes a los que nos sometió, aun sabiendo que la mayoría de las empresas de IBEX 35 cuentan con filiales en paraísos fiscales y que el fraude alcanza (y probablemente supera) los 80.000 millones de euros anuales[5]. Además el que llegó como Zapatero ‘‘el laico’’ nos trajo este verano al Papa ex nazi Ratzinger, recibido con todos los honores, y con un gasto de 50 millones de euros del erario público, aunque ese gasto no es nada comparado con los 10.000 millones que se calcula que la Iglesia recibe anualmente de parte del Estado español[6], de los que el gobierno de Zapatero no ha hecho ningún esfuerzo por recortar. Para finalizar queda reseñar el acuerdo, con alevosía y nocturnidad (en pleno agosto), entre el PSOE  y el PP para reformar la hasta entonces intocable Constitución del 78 poniendo tope al déficit, lo que se traduce en recortes al gasto social; y por supuesto el último coletazo, el indulto a Alfredo Sáenz, consejero delegado del Banco Santander.

Seguro que en este repaso apresurado me he dejado muchas e importantes medidas adoptadas en estos ocho años de gobierno ‘‘socialista’’, pero mi intención no es tanto hacer un análisis exhaustivo de las últimas dos legislaturas sino hacer una advertencia a las gentes de izquierda, sobre todo a los más despistados, para cuando el PSOE en la oposición se ponga (como ya está haciendo) la careta embaucadora de falsa izquierda. Y por más que se empeñen en reestructuraciones y refundaciones del partido, que sepan que algunos tenemos muy claro que la mona, aunque se vista de seda, mona se queda.

P.D: Me dejo a conciencia los innumerables casos de brutalidad policial y criminalización de los que han sido víctimas distintos colectivos y personas de la izquierda, cuyos responsables son personas vinculadas al gobierno de Zapatero. Este tema daría para otro artículo igual o más largo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario