por Borja Ribera      
Vivimos tiempos extraños, no cabe  duda, pero que el ex presidente Zapatero y todos los miembros del su  último gobierno hayan recibido una condecoración del nuevo ejecutivo  raya lo kafkiano. En la misma línea están las recientes declaraciones de  la portavoz económica del PSOE asegurando que los recortes aprobados  por el nuevo gobierno son ‘‘un fraude a los electores del PP y un engaño  a todos los españoles’’[1].
Que alguien vinculado al gobierno de  Zapatero nos hable en tono crítico de fraude a los electores y de engaño  a la sociedad es, como mínimo, enervante. Es de suponer que esta va a  ser la línea a seguir por los dirigentes ‘‘socialistas’’ a lo largo de  esta legislatura, por ello es necesario no perder de vista la estafa que  supuso el gobierno de Zapatero a los valores de la izquierda y de la  socialdemocracia a la que decía representar. A estas alturas no creo que  haya muchos dentro de la izquierda consciente que duden que el PSOE (al  igual que la mal llamada socialdemocracia europea al completo) es poco  más que un instrumento de la oligarquía y del gran capital para hacernos  creer en una supuesta alternancia izquierda-derecha, pero por si las  moscas creo que merece la pena insistir en ello.
Este papel de comparsa del PSOE, que ya se manifestó con suficiente rotundidad en los sucesivos gobiernos de Felipe González[2],  ha quedado escandalosamente confirmado con José Luis Rodríguez  Zapatero. El mismo Zapatero ya avisaba en 2003 con perlas como ‘‘bajar  impuestos es de izquierdas’’ o ‘‘resulta increíble que en algún momento  nuestras posiciones intelectuales hayan estado tan cerradas’’[3],  pero en contraste a la beligerancia de la última legislatura de Aznar  cualquier cambio tenía visos de salvación. Nada más comenzar su andadura  en el gobierno no solo no hizo nada por controlar el boom inmobiliario  sino que profundizó en él, lo que ha venido siendo una de las causas de  la extrema virulencia de la crisis económica en el Estado español.  Crisis económica que, por cierto, el mismo presidente negó por activa y  por pasiva hasta que le explotó en la cara. Al tiempo que negaba la  crisis se dedicaba a promover ciertos avances sociales (Ley de  Dependencia, aumento del salario mínimo, ayudas a los jóvenes etc.) que  sentaban un buen precedente pero que carecían de sentido ante la  imposibilidad de poder dotarlos de continuidad y ampliarlos, siendo pues  poco más que síntomas de un claro oportunismo. Mención aparte merece la  retirada de las tropas españolas destacadas en Irak en contraste con la  permanencia de las de Afganistán, en misión de la OTAN.
Aunque el verdadero show de Zapatero se  inició en la segunda legislatura cuando decidió quitarse definitivamente  la careta socialdemócrata. Esta segunda etapa comenzó con una exención  del cien por cien del impuesto sobre el patrimonio, impuesto que  recuperaría a final de legislatura en una rocambolesca pirueta. Entre  medias nos obsequió con medidas tales como la reforma laboral, la  reforma de las pensiones y la bajada de pantalones ante Sarkozy y  Merkel. Y como olvidar la inyección de miles de millones de euros al  sistema financiero mientras miles de familias eran y son desahuciadas de  sus hogares. Para el recuerdo quedan también la entrada en el saqueo de  Libia y el apoyo entusiasta (dotado con unos 100 millones de euros) al  delirante proyecto estadounidense del ‘‘escudo antimisiles’’. Otro  aspecto reseñable es la megalomanía de este señor, empeñado en continuar  y estimular inversiones en infraestructuras de dudosa utilidad y menor  rentabilidad tales como los cientos de kilómetros de AVE, prueba de ello  es la suspensión de servicio en algunas líneas[4]  lo que significa haber lanzado miles de millones de dinero público a la  basura. Obra suya es también la privatización parcial de AENA y la  voluntad de hacerlo con las Loterías y Apuestas del Estado, aunque  respecto a esto último finalmente se echó atrás. La laxitud frente al  fraude fiscal contrasta con los recortes a los que nos sometió, aun  sabiendo que la mayoría de las empresas de IBEX 35 cuentan con filiales  en paraísos fiscales y que el fraude alcanza (y probablemente supera)  los 80.000 millones de euros anuales[5].  Además el que llegó como Zapatero ‘‘el laico’’ nos trajo este verano al  Papa ex nazi Ratzinger, recibido con todos los honores, y con un gasto  de 50 millones de euros del erario público, aunque ese gasto no es nada  comparado con los 10.000 millones que se calcula que la Iglesia recibe  anualmente de parte del Estado español[6],  de los que el gobierno de Zapatero no ha hecho ningún esfuerzo por  recortar. Para finalizar queda reseñar el acuerdo, con alevosía y  nocturnidad (en pleno agosto), entre el PSOE  y el PP para reformar la  hasta entonces intocable Constitución del 78 poniendo tope al déficit,  lo que se traduce en recortes al gasto social; y por supuesto el último  coletazo, el indulto a Alfredo Sáenz, consejero delegado del Banco  Santander.
Seguro que en este repaso apresurado me  he dejado muchas e importantes medidas adoptadas en estos ocho años de  gobierno ‘‘socialista’’, pero mi intención no es tanto hacer un análisis  exhaustivo de las últimas dos legislaturas sino hacer una advertencia a  las gentes de izquierda, sobre todo a los más despistados, para cuando  el PSOE en la oposición se ponga (como ya está haciendo) la careta  embaucadora de falsa izquierda. Y por más que se empeñen en  reestructuraciones y refundaciones del partido, que sepan que algunos  tenemos muy claro que la mona, aunque se vista de seda, mona se queda.
P.D: Me dejo a conciencia los  innumerables casos de brutalidad policial y criminalización de los que  han sido víctimas distintos colectivos y personas de la izquierda, cuyos  responsables son personas vinculadas al gobierno de Zapatero. Este tema  daría para otro artículo igual o más largo.
 [3]http://www.elpais.com/articulo/portada/Rodriguez/Zapatero/Bajar/impuestos/izquierdas/elpepipri/20030516elpepipor_106/Tes
 [4] http://www.madridiario.es/2011/Junio/transporte/204483/ave-toledo-albacete-suspendido-viajeros.html
 

 
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